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The Outsider: el desafío de adaptar a Stephen King

Un planteo inicial espeluznante: la aparición del cadáver horriblemente mutilado de un niño y la inexplicable ubicuidad del principal sospechoso que despierta el presentimiento de que puede haber algo sobrenatural o, por lo menos, inexplicable. Así empieza “The Outsider”, la serie que este comienzo del 2020 lanzó HBO en su “horario central”, los domingos a la noche.

Pero el desagradable planteo inicial, puede resultar algo familiar cuando nos enteramos que nace de la pluma de Stephen King, un nombre que más que a un escritor, responde a una institución literaria, tan norteamericana como previsible, dedicada principalmente a plantear relatos que derivarán poco a poco desde lo cotidiano hasta lo sobrenatural.

Es que “Stephen King”, la marca registrada, es hoy en día como la definición por excelencia del gótico-moderno norteamericano. Y pocos son, a esta altura de la historia cultural globalizada,  los que no han estado expuestos a esas tramas de King, sea a través de la literatura, como de numerosas películas y series de TV, provengan estas últimas de cadenas clásicas como de modernas plataformas de streaming. Sin ir más lejos, el año pasado presenciamos “Castle Rock” y “Mr. Mercedes”, dos series originadas en la “fábrica de sustos King”, ambas con altibajos, pero con una más que asegurada oportunidad para el sobresalto.

Esta vez le toca a HBO y, como no puede ser de otra manera, la factura técnica está más que asegurada: la luz, lo difuminado de la iluminación, recuerda la genialidad de la técnica fotográfica de la primera temporada de “True Detective”, un clásico a esta altura del siglo XXI. Como en aquella ocasión, la luz del sur de Estados Unidos, supuestamente más “soleado” que el frío norte, se “apagaba” a través de una especie de neblina húmeda y densa que permanentemente rodeaba los traslados de los investigadores a escenas de crímenes que por sí mismas desprendían aires enrarecidos y sulfurosos. No podíamos esperar menos calidad viniendo de esa fábrica de sueños y pesadillas modernas que es HBO.

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Junto a este tratamiento estético hiper-profesional encontramos el desarrollo de hilos narrativos que últimamente han empezado a entretejerse en las tramas de King y que responden a un filón temático que se ha rejuvenecido en los últimos años: el policial detectivesco, particularmente el apoyado en la investigación forense. Hablamos de las investigaciones tipo CSI, esas que, siguiendo las mejores técnicas modernas, basan su fortaleza en los avances tecnológicos: cámaras de vigilancia, ADN, bases de datos, etc.

Pues bien, lo que el sagaz Stephen “descubrió” es que el efecto infalible del abordaje CSI se puede fácilmente desinflar si las pruebas chocan con lo inexplicable, extrañas y misteriosas coincidencias y, particularmente, cuando tenemos la sensación de que hay un patrón indescifrable detrás de los crímenes. Ahí está el “plus” ingenioso que Stephen King le está agregando a sus últimas historias.

Como también era de esperar, HBO puso toda la carne en el asador a la hora de trabajar en la adaptación de esa novela del 2018 que Stephen King lanzó con el título “The Outsider”.

Es que la frondosidad del universo King en varias ocasiones ha llegado a ser un pantano para el guión. Hablamos del trabajo del escritor dedicado a transformar esos libros de King tan profesionalmente elaborados enguiones, sean para cine como para series televisivas. Richard Price es el responsable del guión y hablamos de un escritor con importantes antecedentes: autor de varios episodios de la aclamada “The Wire” y creador de la muy buena miniserie “The Night Of”, ambas producidas también por HBO. Es decir, la cadena se juega a lo seguro…

Pero aquí es donde empieza a verse cierto juego forzado. Es que el material original, la novela de King, resulta no ser tan frondosa como parecía. En particular si se quiere desarrollar atmósfera para acompañar el arco narrativo principal. Es decir, la novela podría haberse producido como una “nouvelle” esa especie de novela “corta” o cuento “largo”, algo que hace muchos años King desarrolló a cabalidad (y con formato “nouvelle”) en otra historia, “The Body” y que a su vez diera pie a una adaptación magnífica e inolvidable en formato película: “Stand by Me”.

Nos llama ahora la atención que en ambas historias la presencia del cadáver de un niño sea el disparador inicial.

Por lo demás, las historias se disparan en sentidos totalmente diferentes:
“The Body/Stand by Me” era un excelente relato de “crecimiento” de los personajes, con un grupo de adolescentes que abandona la infancia para adentrarse en la cruda vida adulta mientras que “The Outsider” está decidida desde el comienzo a partir del planteo CSI para zambullirse en lo sobrenatural. Y poco más va a ofrecer, sólo un misil teledirigido al corazón del horror gótico.

En síntesis, estamos ante una serie que dispone de todos los recursos para ser un relato bien contado, magníficamente desplegado ante nuestros ojos, dedicado a masajearnos la memoria de ilustres antecedentes (algunos críticos mencionan a “True Detective”, “Rectify” y “Sharp Objetcs” como amigos sureños que pueden sentarse con “The Outsider” a jugar una partida de póker).

Pero no alcanza, la “tela” de King no da para elaborar esos recargados y extraños vestidos sureños, o esas especies de telares barrocos y envenenados, a lo “Faulkner”.

Las costuras empiezan a verse hacia la mitad de la temporada cuando los eventos empiezan a repetirse pero con pequeñas traslaciones de personajes, lugares y ocasiones. Y quizás la falla provenga de haber pretendido hacer una serie de diez capítulos con una historia que probablemente en seis u ocho se hubiera desarrollado cabalmente. Eso sí, los climas ominosos y la belleza lúgubre de las escenas no dejan de quitarnos el aliento, por bellos y terroríficos en igual proporción.

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